Science Corp: De Neuralink a redefinir la conciencia y crear máquinas conscientes.

Max Hodak, ex-Neuralink, presenta Science Corp. y su ambicioso futuro en la interfaz cerebro-computadora
Tras su paso por Neuralink, Max Hodak, el cofundador y CEO de Science Corp., está redefiniendo los límites de la tecnología de interfaz cerebro-computadora (BCI). En una reciente aparición, Hodak compartió la visión audaz de su empresa, que va más allá de las aplicaciones médicas para explorar la reconfiguración fundamental de la conciencia humana y la posibilidad de crear máquinas conscientes.
De Neuralink a Science Corp.: Un nuevo horizonte
Hodak, conocido por su temprana implicación en Neuralink, donde cofundó la compañía junto a Elon Musk y desempeñó un papel crucial en sus operaciones diarias hasta 2021, ha reunido a un equipo de excolegas de Neuralink para lanzar Science Corp. hace aproximadamente cuatro años. La empresa ha recaudado hasta la fecha 260 millones de dólares y se dedica a desarrollar tecnologías que buscan superar las limitaciones cognitivas y, en última instancia, transformar la naturaleza misma de la conciencia.
Prima: Un primer paso hacia la restauración de la visión
Uno de los primeros productos comerciales de Science Corp. es Prima, un implante de chip retino que, combinado con gafas equipadas con cámara, está diseñado para restaurar la visión en pacientes con degeneración macular avanzada. Este innovador dispositivo, que ha sido destacado por la revista Time, ha mostrado resultados prometedores en ensayos clínicos, permitiendo a un porcentaje significativo de pacientes recuperar la capacidad de leer. Science Corp. adquirió la tecnología de Prima de Pixium Vision y ha completado los ensayos clínicos, con la expectativa de lanzarla en Europa el próximo verano, mientras se trabaja en la aprobación regulatoria en Estados Unidos.
El futuro: Terapia génica y bioingeniería cerebral
Más allá de Prima, Science Corp. está investigando activamente la terapia génica optogenética, que busca hacer que las neuronas sean sensibles a la luz para controlarlas sin necesidad de electrodos. El ojo, por su naturaleza inmunológicamente privilegiada, se presenta como un lugar ideal para este tipo de terapia. Sin embargo, la visión a largo plazo de Hodak es aún más ambiciosa: el crecimiento de nuevo tejido cerebral. A diferencia de los implantes mecánicos que pueden dañar el tejido, Science Corp. está explorando métodos para cultivar neuronas modificadas a partir de células madre e integrarlas en el cerebro. La empresa afirma haber demostrado en ratones que estas neuronas bioingenieradas pueden formar conexiones y funcionar, logrando que cinco de nueve ratones aprendieran a realizar tareas básicas al activarse el dispositivo.
La redefinición de la conciencia y la longevidad
Hodak ve la tecnología BCI no solo como una herramienta para curar enfermedades, sino también como una vía hacia la longevidad y la redefinición de la conciencia. Argumenta que la inteligencia es independiente del sustrato, como lo demuestran los cerebros y las GPUs, y que el objetivo final de la BCI es crear «máquinas conscientes». Su visión incluye la posibilidad de expandir las fronteras del cerebro, integrando no solo dispositivos, sino potencialmente grupos de personas para formar una conciencia colectiva. Si bien reconoce las implicaciones éticas y sociales de tales avances, Hodak se muestra convencido de que estos dispositivos se construirán.
Desafíos económicos y el punto de inflexión
La proliferación de la tecnología BCI plantea interrogantes sobre el modelo económico de la atención médica. Hodak señala que, a medida que las tecnologías BCI mejoran y extienden la vida, el gasto en atención médica podría volverse insostenible. Advierte de un posible colapso del sistema de salud si los costos se disparan o si el acceso a estas tecnologías se convierte en un privilegio de clase. Predice que para 2035, las interfaces neuronales biohíbridas estarán disponibles para pacientes con necesidades graves, y que para finales de la década de 2040, la tecnología podría ser «realmente ubicua».
Hodak anticipa un punto de inflexión alrededor de 2035, donde pacientes con enfermedades terminales podrían tener la opción de «ser insertados en la matriz» a través de la tecnología BCI, lo que aceleraría los avances. La conversación concluye con una reflexión sobre la naturaleza de la conciencia, la posibilidad de fusión entre humanos y máquinas, y cómo estos avances podrían transformar radicalmente la sociedad tal como la conocemos, planteando preguntas sobre la identidad y el futuro de la existencia humana.
